El presente escrito fue elaborado por la Lic. Fernanda Duga, integrante de Estudio SVET. 

Estamos viviendo momentos difíciles.  No sólo por la virulencia del COVID 19, cierres de empresas, suspensiones de actividades académicas, sociales, y etc., las cuarentenas obligatorias o voluntarias… sino por las consecuencias sociales y económicas que tuvo, tiene y tendrá.

En este momento, la prioridad número 1, es cuidarnos a nosotros mismos y a los demás, es mitigar la propagación del virus, pero nosotros trabajamos todos los días con empresas, emprendedores, franquicias, así que no puedo dejar de mirar un poco más hacia adelante. 

Quiero compartir dos conceptos muy ilustrativos para mí: CRISIS y PARADIGMA.

Sin duda, estamos en un momento de CRISIS. Así, con mayúscula. No es el quiebre de la tablita de 1982, ni la crisis económica del 2002 que vivimos los uruguayos; no es la crisis económica de 2008 que vivieron Estados Unidos y países europeos. Es una crisis sanitaria mundial. Es una crisis económica mundial. Es una crisis sin precedentes.

Hay una frase de Albert Einstein que me gusta mucho, que me alienta y me da un marco de sentido cuando lo necesito:

“La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura”.

“Sin crisis, no hay méritos”

El concepto de PARADIGMA, modelo mental, creencia, esquema mental, (o como fuera denominado de acuerdo al autor) fue por lejos, el concepto que más me iluminó en mi carrera de Psicología: me dio la posibilidad de darme cuenta de que todo lo que pienso, actúo, siento, lo hago desde un marco de pensamiento particular, desde un cierto modelo mental. Pero lo mejor de todo, es que ese marco de pensamiento, que es intrínseco, que a veces ni me doy cuenta que direcciona mi accionar, YO LO PUEDO CAMBIAR, puede modificarse cuando no condice con la realidad y deja de ser funcional. ¿No es un descubrimiento maravilloso?  Para mí fue sumamente revelador.

En la era cristiana, hablamos de AC como Antes de Cristo, y como DC, Después de Cristo. Nada va a ser igual después de esto. Estamos en el año cero, y hay un AC de Antes del Coronavirus, y un DC de Después del Coronavirus. 

El Coronavirus es la expresión de esta CRISIS, que necesaria y definitivamente, rompe nuestros PARADIGMAS.

Las empresas, emprendedores, franquicias, no podemos quedarnos esperando a que esto pase, para volver a la normalidad. No se va a volver a la “normalidad”. Ya no va a haber vuelta atrás; es borrón y cuenta nueva, empezamos de cero. Es el momento de aprender, de generar nuevas formas y nuevos canales de comercialización; de explorar nuevas experiencias sensoriales para los clientes. De pensar que habrá nuevas formas de pago, de plataformas virtuales, de imaginar cosas que todavía no existen. 

¿Cómo encaramos ese lienzo en blanco, nuestra posibilidad de progreso y de mérito? ¿Qué decisiones y acciones concretas tomaremos con nuestras empresas, para realmente crecer y salir fortalecidos?

Paul Watzlawick en su libro Cambio,  destaca dos tipos del mismo: cambio 1 y cambio 2; y los explica con el siguiente ejemplo: “una persona que tiene una pesadilla puede hacer muchas cosas dentro de su sueño como correr, esconderse, luchar, gritar, etc. Pero ningún cambio verificado de uno de estos comportamientos a otro podrá acabar con la pesadilla (Cambio 1). La única forma de salir de un sueño supone un cambio del soñar al despertar. El despertar, no constituye una parte del sueño, sino que es un cambio a un estado totalmente diferente (Cambio 2)”.

Aplicado a estos momentos y a las empresas, creo que resulta necesario abordar los dos frentes: 

Cambio 1: “Orden y Progreso”, reza la bandera de Brasil. En todos estos años trabajando con empresas, aprendí que quiebran por dos grandes motivos: la falta de creatividad, y la falta de orden (Esto por supuesto, si no sufren grandes reveses económicos que estén fuera de su control, o si en realidad no son rentables).

Según la definición del cambio 1, poner orden no va a implicar un cambio sustancial dentro de mi empresa. Pero puede servir como estrategia de supervivencia, para aguantar el ventarrón; como forma de “bajar la pelota al piso”. Y por orden, me refiero a orden administrativo, financiero; a la organización, planificación, a escribir procedimientos establecidos. Así como en redes sociales varios influencers proponen sacar provecho de la cuarentena poniendo en orden roperos, alacenas;  orden espiritual, dando el lugar que corresponde a cada aspecto de nuestras vidas; ¿porqué no sería buen momento para poner en orden mi empresa? 

Puede ser la oportunidad de tener información, hacer cosas importantes y no urgentes que siempre postergo. Es el mejor momento, porque el lienzo en blanco es el que me da la oportunidad de experimentar; de crecer hacia adentro, de generar raíces para que en primavera el árbol crezca con más fuerza.

Cambio 2: El cambio 2 es un cambio que duele, que se sufre, que incomoda; porque pone en cuestionamiento mis estructuras. Pero es el que me va a generar la estrategia para cuando se retome la actividad, el que me permita pasar a un estado diferente, y reencauzar mi actividad. Implica tomar decisiones que incomodan: ¿dejo de vender/prestar servicio al cliente que no paga?, ¿para sacar del mercado el producto que menos se vende, o cerrar el local que no es rentable?, ¿para decidirme definitivamente a vender por la página web?. O por el contrario, ¿qué buen proyecto postergaste por falta de tiempo? ¿a qué cosa tecnológica innovadora no te animaste hasta ahora? ¿Esa vuelta de tuerca del negocio que viene dando vueltas en la cabeza, pero no sabés cómo concretar?

Marquemos el camino; hagamos, equivoquémonos. Luego se puede borrar y mejorar. Jay Haley dijo: “para pasar de lo malo a lo bueno, hay que pasar primero por lo menos malo”. 

Para mejorar la situación en la que estoy, para vislumbrar la luz al final del túnel, me va a tener que doler… y el argentino Carlos Díaz Usandivaras ya lo expresó: “para pasar de bote a bote, hay que mojarse…” mojarme será el dolor del cambio.