Duplas uruguayas cuentan su experiencia sobre cómo lidian con el balance entre el hogar y los negocios de sus empresas
¿Por qué? Es la pregunta que muchos se hacen cuando escuchan de un emprendimiento cofundado por una pareja.
Lo cierto es que decidir pasar el tiempo laboral juntos, además del personal, es un desafío que muchos emprendedores toman. Lo particular es que, a diferencia de hace un tiempo cuando uno de los dos comenzaba un proyecto por necesidad y el otro acompañaba para «dar una mano», ahora el motivo primordial es resolver un problema del mercado, comentó Carlos Folle, profesor de Dirección Comercial, Política de Empresa y Dirección de Empresas Familiares del IEEM , escuela de negocios de la Universidad de Montevideo.
«Hoy cada vez más, los jóvenes buscan emprender como algo lateral a su trabajo. Y la pandemia dio pie para que las personas intercambiaran ideas y exploraran posibilidades. Fue una oportunidad para replantear cosas», opinó.
Folle desmitificó la leyenda de que emprender con la pareja «es un camino al fracaso». «La evidencia no dice eso», aseguró. «Es una decisión muy meditada de hacer algo porque detectaron una mejor oportunidad y no tanto por necesidad. Y se elige un socio que se conoce mucho, se saben las fortalezas y debilidades. Hay una complementariedad. Además, se ponen todos los boletos al proyecto y eso hace que se piense muy bien porque el riesgo es más alto», analizó.
Según una encuesta que realiza el Centro de Empresas Familiares de la Cámara de Comercio y Servicios del Uruguay junto a la consultora KPMG, un 80% de las empresas en el país son familiares. Sube hasta un 90% en el agro y disminuye a un 30% en startups tecnológicas. A nivel mundial, la cifra general trepa al 90%.
División de tareas
Una de las claves para llevar a buen puerto un emprendimiento en pareja, es el respeto, pero sobre todo, poder definir de antemano los roles, aseguró Folle. «Hay que tener claro los papeles porque si bien al inicio los dos hacen de todo, luego, cuando crece hay que delegar y ver qué hace cada uno mejor, o quién sacrifica algo sobre todo cuando llega el momento de ampliar la familia con hijos», indicó. También aconsejó tener un «botón rojo de salida». Esto significa tener claro que papel tomará la persona en caso de que su pareja deba dejar la operativa diaria.
Para Mauricio Berner, cofundador junto a Dominque Iojes de la marca de cremas untables Samadhi Natural, el emprendimiento es «una extensión» de quienes son y sus roles se forjaron en el camino. «Nos llevó un tiempo darnos cuenta cuáles eran nuestras fortalezas y debilidades. Yo aporto nuevas ideas, desarrollo de productos, ingenio a la hora de solucionar problemas. Dominique da la estructura, es muy ordenada a la hora de hacer las cosas y está a cargo de la administración y producción. Nos complementamos muy bien», dijo.
A los fundadores de Vitanna les costó también el inicio hasta que comprendieron sus roles. «Nos fuimos amalgamando y armonizando, entendiendo que cada uno tiene cualidades diferentes, y a confiar también en lo que el otro tiene más capacidad», contó Andreína Machado, cofundadora de la firma junto a Diego Dubarry. «Él se encarga más de la parte financiera y yo de comunicación, marketing, diseño, la postulación para fondos y el cuidado de quienes trabajan con nosotros», indicó.
En Bendita Kombucha tienen claras las funciones. Inés Magri aporta la creatividad, las ideas para seguir creciendo y Antonio Borges la mano de obra especializada en arreglar máquinas y «su buen humor permanente», comentó Magri.
En tanto, una regla del éxito de Estudio Svet -especializado en franquicias- es definir de antemano las tareas para complementarse. «Fue como la clave de trabajar en equipo y que nos empezara a ir bien», aseguró Fernanda Duga, cofundadora de la firma junto a Alexei Yaquimenko.
Por su lado, en Alfajores Guenoa la división de tareas se dio casi naturalmente. «Como tengo conocimientos contables y de programación me encargo de la comercialización, compras de insumos, registros, pagos, y ayudo en la elaboración y empaquetado de los alfajores. Lucía (Cabrera) de la mayor parte del proceso de elaboración, manejo de redes sociales, empaquetado y fotos del producto», indicó José Ashfield.
No mezclar
Uno de los principales desafíos de emprender en pareja radica en no mezclar los temas laborales con los personales, una máxima para lo cual no hay una única receta para su aplicación.
«Nos pusimos horarios. Por ejemplo, los fines de semana intentamos no hablar del emprendimiento. A mí me cuesta mucho separar la pareja de lo laboral, Dominique es mucho más tajante con esto», reconoció Berner. A los fundadores de Bendita Kombucha les tomó «mucho esfuerzo» pero ahora tienen la regla de que «no se habla de trabajo fuera de la fábrica», comentó Borges. Duga y Yaquimenko comparten esa visión. «Tenemos claro que si nosotros como pareja estamos bien, todo lo demás está bien. Entonces cuidamos mucho el estar juntos, una salida, compartir un almuerzo, cuidarnos y cuidar todo lo demás también», definió la emprendedora.
Sin embargo, para los fundadores de Vitanna y de Alfajores Guenoa, separar el negocio de la vida familiar no es tan determinante. «Funcionamos como una célula única, tanto para la familia como para la empresa», dijo Machado. Ashfield aclaró que separar ambas facetas «es muy difícil ya que la empresa está muy vinculada a la pareja y todos los días es tema de conversación».
Salvando los escollos y dejando en claro los roles de cada uno, en Uruguay emprender en pareja es una apuesta que enamora cada vez más.
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