Empresas ajustan sus estructuras y costos para paliar la crisis mientras detectan algunas oportunidades para volver a crecer
La expectativa se esfumó. Las franquicias se toparon con el coronavirus y tuvieron que abandonar los planes de apertura de locales y de expansión internacional. La prioridad pasó a ser la reactivación del negocio y la colaboración con los franquiciados para mantenerse a flote tras la vuelta a la actividad bajo la «nueva normalidad».
Antes de que comenzara esta «película de terror», como definen algunos empresarios la pandemia, el consumo ya mostraba signos de desaceleración pero el COVID-19 frenó en seco las compras, salvo las de alimentos y medicamentos.
«Estábamos con la expectativa de que la cosa mejorara a partir de marzo y cayó la pandemia», se lamentó Robert Bentancor, director de las tiendas de ropa de campo Tranquera. La marca, que tiene 17 franquicias, había cerrado temporalmente sus cuatro locales en Montevideo mientras que de sus 13 sucursales en el Interior algunas permanecieron abiertas. En esos locales la facturación cayó a «mucho menos de la mitad» y en los que habían cerrado fue cero.
Estábamos con la expectativa de que la cosa mejorara a partir de marzo y cayó la pandemia»
Robert BentancorDirector de Tranquera
El 13 de marzo, con el inicio de la emergencia sanitaria, «es como que pusieron una bolsa de hielo arriba y se enfrió todo», graficó Marcel Burgos, director de Marcel Calzados. Por ahora, su empresa prefiere manejarse con cautela. «Antes de que la persona (el franquiciado) invierta en un proyecto, creo que todas las empresas tendrán que reacomodar estructuras internas», evaluó Burgos, quien además preside la Cámara Uruguaya de Franquicias (Caufran). La gremial tiene 32 socios que concentran 2.000 puntos de venta y emplean a unas 20.000 personas. El 70% de los afiliados participa del retail de moda o gastronomía, dos sectores impactados por la pandemia.
Antes de que la persona (el franquiciado) invierta en un proyecto, creo que todas las empresas tendrán que reacomodar estructuras internas»
Marcel BurgosDirector de Marcel Calzados y presidente de la Cámara Uruguaya de Franquicias
La caída del consumo y los nuevos hábitos de compra están llevando a los franquiciados a buscar alternativas junto a los franquiciantes para reacomodar sus propuestas comerciales, estructuras y costos. Por estos días renegocian alquileres, cánones, extensión de contratos, a la vez que buscan fórmulas para flexibilizar los plazos de pago de regalías y gestionan créditos bancarios que garanticen liquidez.
«Estamos refinanciando compromisos, asesorando, estamos arriba de la operativa para tratar de salir todos juntos de esto pero es muy complejo», dijo Alejandro Schein, director de la cadena Zenit, con 50 franquicias en el país. «Le buscamos la vuelta a todo pero solo suena el teléfono para apagar ‘incendios’», insistió.
«Le buscamos la vuelta a todo pero solo suena el teléfono para apagar ‘incendios’»
Alejandro ScheinDirector de Zenit
En una franquicia internacional como Subway también están tomando medidas, desde diferir el pago de regalías y fondo de marketing y diferir el pago de leasing hasta readecuaciones con proveedores, pero sobre todo se está brindando apoyo con ideas nuevas con el objetivo de «superar la situación actual para enfocarnos en lo que vendrá», explicó el manager local de la cadena, Álvaro Banchero.
Subway sufrió un impacto «notorio» en su negocio y por eso decidió que no abrirá más locales este año. La pandemia provocó el envío de trabajadores al seguro de paro, cierre temporal de restaurantes (hoy funcionan 15 de los 30 locales a la espera de la reapertura de los shoppings), reducción de horario, trabajo con proveedores para controlar los stocks existentes, nuevo aforo por restaurante, y un análisis junto a cada franquiciado de la nueva realidad.
«Somos una cadena de emprendedores (…) Aquí no hay dinero corporativo que nos ayude»
Àlvaro BancheroManager local de Subway
«Somos una cadena de emprendedores donde cada restaurante tiene un franquiciado que es su dueño, inversor, operador, administrador y quienes debemos además salir adelante en esta crisis. Aquí no hay dinero corporativo que nos ayude», remarcó Banchero.
Luces de esperanza
Contratos. Las términos de los acuerdos están sujetos a revisión para adaptarlos a la nueva realidad. (Foto: Shutterstock)
Como luego de la tormenta sale el sol, las franquicias auguran con moderado optimismo el futuro a mediano plazo.
La reanudación de su actividad comercial en los locales a la calle, aunque lenta, es un punto de partida. «Cuando venís vendiendo, un poquito que crezca te pone contento, pero cuando venís de cero cualquier cosita que mejore ya te alegra. Todo depende del punto desde el que arranques», evaluó Bentancor.
Las franquicias ven otro indicio en el interés que recogen aun en este contexto. «Venimos recibiendo unas 15 consultas semanales a través de la página (de Caufran)», comentó Burgos. En su opinión, habrá oportunidades de crecimiento para empresas de «espalda ancha» o nuevos jugadores con poca estructura como le ocurrió a él mismo tras la crisis de 2002.
El interés se apoya en que, con la caída del empleo, hay personas desocupadas que percibían salarios altos y que ahora ven en las franquicias una oportunidad para invertir y una salida económica y laboral.
«Desde mediados de mayo vemos un repunte de la franquicia porque el desempleo trae aparejado el ‘no comerse la plata’, entonces antes de poner un autoservice o un kiosco, hay gente con cierto poder adquisitivo que prefiere respaldarse en una marca para seguir creciendo. En ese sentido, tenemos a diario consultas sobre franquicias», destacó Alexei Yaquimenko, director del estudio Svet, que entre sus servicios realiza consultoría para franquicias.
El rango de precios de las franquicias va desde los US$ 10.000 a los US$ 60.000, aunque también las hay más caras. Instalar un local de Subway cuesta entre US$ 70.000 y US$ 100.000
La inversión requerida varía según la marca y el rubro, pero se ubica en un rango general de US$ 10.000 (microfranquicias) a US$ 60.000. También las hay más caras; montar un restaurante de Subway cuesta entre US$ 70.000 y US$ 100.000.
Yaquimenko dice que algunas franquicias están empezando a bajar sus requerimientos para ser más accesibles. No obstante, marcas como Subway manejan algunos costos rígidos insalvables; el 70% de la inversión corresponde a equipamiento gastronómico que tiene sus precios en dólares.
Vemos un repunte de la franquicia porque el desempleo trae aparejado el ‘no comerse la plata’, entonces antes de poner un autoservice o un kiosco, hay gente con cierto poder adquisitivo que prefiere respaldarse en una marca para seguir creciendo»
Alexei YaquimenkoDirector estudio Svet
Algunos de los interesados, detalla el director de Svet, piensan en tomar locales en funcionamiento más que en abrir uno de cero. Van a lo seguro.
Con ese mismo criterio es que rubros como gastronomía, que en otro momento eran campo fértil para el desarrollo de franquicias, ahora no son tan atractivos, sobre todo aquellas propuestas basadas en el consumo en el salón. El distanciamiento social está llevando la demanda del consumidor y el foco de los franquiciados hacia el take away o delivery.
Mientras algunas empresas se acomodan, otras aprovecharon estos meses de pausa para armar su sistema de franquicias. Marcas como Pimentón (ropa interior) y RoboProk (robótica) son ejemplo de esto.
Aunque las señales positivas comienzan a surgir, en el sector admiten que la recuperación plena llevará tiempo. «Con toda la gente que está en el seguro de paro, los que no se van a reintegrar y el quiebre de empresas, va a aumentar el desempleo y eso afectará el consumo», analizó Schein. A esto sumó el factor psicológico en la cabeza de los comerciantes, que se preguntan «cuánto tiempo tardará esto en reactivarse».
Bentancor prefiere ser optimista y cree que, luego de la crisis, los consumidores valorarán aún más la industria nacional. Hasta entonces, «todos sabemos que vamos a salir un poco lastimados, pero tenemos que tratar de que la herida sea lo menor posible».
Salidas al exterior en pausa
La pandemia dejó en pausa los planes internacionales de franquicias uruguayas. Por ejemplo, Zenit planificaba la apertura de un megastore en Buenos Aires, pero el coronavirus alteró la idea, que pasó para 2021. «No es viable hoy, hay que esperar. Todos los mercados están complicados», opinó Schein, que tiene clientes en Colombia, Argentina, Chile y Brasil.
Tranquera también desaceleró sus proyectos para el exterior. «No habían cuajado del todo y con esto se queda un poco todo en el freezer», explicó Bentancor.
Pese a esta postergación, salir al exterior sigue siendo una apuesta importante para franquicias locales que buscan escalar su negocio y acceder a un mercado más grande que el uruguayo, enfatizó Alexei Yaquimenko, director del estudio Svet, que trabaja en la internacionalización de franquicias uruguayas en países como España.
El fenómeno no es solo de ida; las franquicias extranjeras también pueden encontrar más oportunidades en Uruguay. Aquellas de amplia espalda financiera «van a comer mercado» por su apetito natural, pero también porque posiblemente haya menos competidores locales, estimó Burgos. No todos se afilian a esa visión; Schein cree que no llegarán marcas internacionales significativas al menos en 2020. «Es un año para quedarse quietito, no se puede hacer nada».
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