El presente documento fue elaborado por Jesús Capitán de Sdeyf Consultores, socio español de Svet y miembro de Front Consulting International FCI
En el futurista ecosistema de la Franquicia
Actualmente, vivimos en un modelo de sociedad globalizada, en cuanto a valores materiales, consumibles, culturales, y humanos.
Sin embargo, éstos últimos son los que se adoptan, no los que se consumen. Pero el consumo en las sociedades desarrolladas es el impulsor de la actividad económica, y no podemos obviar que el consumo es unas de las principales variables que optimizan y desarrollan la actividad empresarial.
En esta economía en continuo cambio y globalizada, es el hábitat donde se desarrolla el emprendedor actual, y no es una moda como alguien quiere hacer pensar, el emprender es algo intrínseco en el ser humano: crear, emprender, desarrollar, etc.; pues solo hay que recordar a lo largo de la historia de la humanidad, que en todo lo acontecido por el ser humano, es el emprendedor, quien ha influido de manera activa siempre en el desarrollo de la sociedad.
Dependiendo de la cultura de cada país, y del clima empresarial que se consiga establecer, el emprendimiento siempre ha sido uno de los grandes generadores de empleo en todas las economías.
En este hábitat actual, el Sistema de Franquicias; es un motor generador de emprendimiento, pero pensando en la persona como pieza fundamental en este sistema de franquicias.
Así, como en cualquier otro sistema empresarial, entendemos que la persona está en el centro de la actividad por encima del producto el servicio, la marca, etc. Pues considero que en toda empresa existe una fuerza motriz: las personas.
Por ello el Sistema de Franquicias, es una fórmula mediante la cual se puede hacer: grande algo pequeño. Este sistema es el que consigue de mejor manera que un pequeño negocio se transforme a una Organización empresarial, posicionando en dicho ecosistema una gran cantidad de pequeños empresarios. Es decir, el sistema de franquicias es la fórmula ideal para general organizaciones empresariales basadas en dos figuras primordiales: FRANQUICIADOR y FRANQUICIADO, ambos dos protagonistas en el sistema de franquicias con el mismo objetivo, pero con diferentes motivaciones, capacidades y responsabilidades.
Pero qué duda cabe que ante el cambio, el desarrollo, la evolución, el dinamismo de las personas hoy día, estamos observando como el sistema de franquicias en España -lo mismo que en muchos países donde el mercado de la Franquicia es un mercado maduro-, está sufriendo transformaciones. Estos cambios que están aconteciendo en el sistema de Franquicias es un reflejo fiel de la sociedad donde se desarrolla el sistema.
La Franquicia, desde su nacimiento, se ha transformado. Principalmente, por el hecho de pertenecer a un sistema dinámico y adaptado a la realidad comercial de la empresa y de la sociedad.
En la actualidad vemos como el retail; la restauración; los servicios; la moda; el equipamiento, el cuidado corporal, o el deporte, por enumerar algunos ejemplos, están observando la manera en la que la sociedad cambia sus hábitos de consumo, y sus paradigmas económicos, así como los comportamientos de vida.
Estos cambios son los que originan la adaptación y el cambio del propio SISTEMA DE FRANQUICIAS.
Además, estos nuevos hábitos y formas de vida, son los mismos que originan en el Franquiciador – adaptar toda su filosofía empresarial, sus productos o servicios, sus métodos comerciales, y tecnológicos al mercado actual-, y por ende en el Franquiciado, considerado la vanguardia e imagen de marca en el mercado frente al consumidor-.
Durante los últimos años hemos visto que la oferta de conceptos de negocio, en el mundo de la Franquicia ha seguido incrementando; mientras que, la demanda de negocios respecto a los años anteriores, se ha contraído en algunos casos y en otros se ha estancado o mejor dicho en la distribución de oferta y demanda se ha visto minimizada obviamente la demanda por simple compartir mayor oferta.
Ello ha resultado -en ocasiones-, en un crecimiento orgánico o con tasas porcentuales de crecimiento más bajas que las esperadas en la expansión de las redes. Al mismo tiempo se ha observado que la demanda también ha sufrido cambios en las formas importantes.
De esta manera, se plantean varias hipótesis:
¿Cuándo? ¿Cómo? y ¿Para qué?
Detenidamente, vamos a intentar analizar las consecuencias de estas variables y la manera en la que repercuten en el Perfil del Nuevo Franquiciado.
¿Cuándo observamos esta transformación?
Son varias las teorías y consideramos que el PROPIO INTERÉS POR SER FRANQUICIADO ha sufrido también una transformación, desde la década de los años ochenta del sistema de franquicias hasta el momento actual. Hasta hace –prácticamente-, 10 años, el emprendedor o inversor que se interesaba en una franquicia para ser Franquiciado era alguien con:
- Motivación por ser empresario independiente, con recursos económicos y que tenía actitud por generar su propia empresa con cobertura de una Red, atraído por una marca o idea de negocio novedosa.
- Bien era un inversor con capacidad económica, y de gestión, delegando la misma en personas allegadas o de suma confianza.
- Podía ser también un empresario con motivación por diversificar, o bien un franquiciado ya existente, interesado en nuevos conceptos.
- Y luego estaba la persona que no estaba informada de que era el sistema de franquicias, y que una vez informado, posiblemente si tenía recursos era uno de la escala anterior, y si no disponía de recursos, pero tenía capacidad de endeudamiento accedía al sistema de franquicias, pero esta tipología era un porcentaje minoritario.
En este orden o circunstancias, el perfil con el que se ha definido siempre al Franquiciado (dependiendo de la red concreta) podemos decir que cumpliría las aptitudes y actitudes que podían requerir los Franquiciadores:
- Capacidad de trabajo
- Capacidad de gestión empresarial
- Actitud de aprendizaje
- Persona con recursos económicos
- Asimilación de marca o negocio novedoso
- Aptitud para colaborar en equipo, aportando sus experiencias y capacidades
- Aptitudes para asumir responsabilidades y funciones
- Tener capacidad de liderazgo
- Persona organizada y organizadora
- Tener capacidad de decisión
- Disponer de ayuda en el entorno familiar
- Relaciones sociales
Si bien es cierto que, en momentos económicos con dificultades para la creación de empleo, el sistema de franquicias ha sido una fuente generadora de empleo y de empresarios. Puesto que ha resultado establecerse como la fórmula ideal de autoempleo.
Esta fórmula de autoempleo –quizás-, ha sido la que más impulso ha aportado al crecimiento del SISTEMA DE FRANQUICIAS.
Sin embargo, hay conceptos de negocio cuyo funcionamiento solo es viable mediante la fórmula de autoempleo. No obstante, en estas fórmulas, hay ocasiones en las que la oferta se excede (“desde mi punto de vista”), y el mercado-al ser el gran regulador de estos conceptos-, origina que el sistema de franquicias disponga de una oferta muy elevada y se resienta de frustraciones de emprendimiento innecesarias.
- Tener facilidad para el trato humano
Posteriormente, en la última década -y sobretodo en los momentos donde la economía del país se ha visto más deteriorada-, el porcentaje mayoritario de personas o entidades interesadas en la Franquicia, han sido personas que teniendo pocas posibilidades laborales por cuenta ajena, han estado obligadas a desarrollar su propio negocio, para disponer de un trabajo.
Este paradigma de ‘autoempleo’ ha sido el exponente de los últimos años en la creación de redes franquiciadoras, y en la incorporación de emprendedores e inversores al mundo de la franquicia.
En gran medida, está en el origen de esta etapa económica que cualquier emprendedor poseedor de un capital o patrimonio para invertir, eligiera una formula económica, y accesible. De esta manera se incorporaba como franquiciado, y, por el contrario, el Franquiciador -ante el crecimiento exponencial que ha tenido estos últimos años el sistema de franquicias de baja inversión-, necesitaba incorporar a franquiciados en su red, para mantener una expansión de acuerdo a sus expectativas.
Por consiguiente, ¿cuál era el resultado de esta situación? Que el perfil -a veces-, no era lo más importante, o dicho de otra manera, “no era el requisito imprescindible”.
Pero si, los recursos económicos o disponibles del futuro franquiciado, consecuentemente los resultados tan negativos en ocasiones que se ha obtenido en cuanto a la vida de algunas redes, así como a los desarrollos de negocios, que en tiempo record se han expandido y hemos visto como disminuían unidades, o a veces hasta su exigua existencia, han deteriorado un sistema de crecimiento empresarial, y en ocasiones ha sido un complicado salvavidas económico. Por ello, cada vez más, hay que volver a la ortodoxia del sistema de franquicias y de cualquier sistema estructurado en el mundo empresa- rial y considerar la persona como eje fundamental, es decir dar prioridad a ‘El perfil del Franquiciado’ como un factor muy importante a tener en cuenta en una red franquiciadora.
El perfil que se buscaba en esta fase o etapa que estamos analizando era: Un emprendedor que reuniese “en teoría” los requisitos anteriormente descritos en el perfil inicial.
Sin embargo, estos requisitos, digamos primordiales o básicos, eran menos estrictos que en épocas anteriores, y por supuesto, el requisito prioritario era su capacidad económica o capacidad de endeudamiento y (dado que la financiación era muy difícil).
Los requisitos económicos variaron muy sustantiva- mente por parte del franquiciador, es decir, se ajustaban las franquicias a inversiones menores o más exiguas para desarrollar el negocio, (y como decían los elocuentes del siglo XX “nadie da duros a pesetas”). En otras ocasiones se recurría a fuentes de financiación con el fin de conseguir lo primordial el requisito económico. Y ya en la etapa actual o a corto plazo, observamos como hemos dicho al principio, la sociedad ha cambiado.
La digitalización en los negocios está siendo protagonista en cada uno de los sectores de la economía y –lógicamente-, en el sistema de franquicias resulta ser el futuro más presente.
Por ello, la adaptación al medio se traslada también al sistema de franquicias, y en esta ocasión, conlleva que el perfil del Franquiciado que incorporamos a una red no es igual al que incorporábamos anteriormente. Algún que otro matiz ha cambiado.
Pero no solo por la digitalización, que es una variable de las más importantes, sino también por los valores de nuevos emprendedores, por estos nuevos hábitos de conducta y normas de la nueva sociedad. Hablamos de cómo el trabajo en determinadas generaciones, no representa el mismo valor que representaba en generaciones anteriores.
La independencia, -por ejemplo-, es un valor importante; así como las rentabilidades económicas, no son las mismas que las que eran hace diez años, y tampoco la motivación de esa rentabilidad es la misma en las personas; pero por encima de todo, la información se ha hecho viral, se ha hecho extraordinariamente inmediata y alcanzable, esto ha dado origen a cambiar toda la relación de una red franquiciadora en la actualidad.
Ello hace que a día de hoy la relación entre franquiciado – franquiciador, sea más transversal y menos piramidal o jerárquica que hace unos años. Se trata de una relación que está transformando el sistema de franquicias, y por consiguiente está transformando el ‘perfil de franquiciado’ de una manera más vinculada al concepto de negocio, empresarialmente hablando.
Por ello, observamos que este nuevo emprendedor de la revolución digital viene determinado por:
Una búsqueda de independencia como empresario de autoempleo con capacidad económica.
Este emprendedor que busca trabajar por cuenta propia, no quiere depender de las decisiones de otras personas, sino de las suyas propias, aunque de manera tutelada. Se trata de una persona muy informada y formada, que en ocasiones -junto a otras personas-, invierte en negocios de franquicias con el sueño de iniciar una aventura empresarial como gestor de negocios, y en edades más tempranas que en épocas anteriores.
Ahora bien, ¿Se puede considerar este perfil como autoempleo?
Sí, en alguna de las fases de su desarrollo empresarial, puede considerarse como autoempleo, pero la filosofía que guía a esta persona es en mayor medida de ‘gestor de negocio’, incluso con inversiones pequeñas. Aunque es obvio que el autoempleo como se concibe en la Franquicia se mantendrá, sobre todo en determinados sectores de la población, e incluso en algunos nuevos nichos de mercado que se generen, y no tanto por la obligación como por la conveniencia o estrategia.
Existe un perfil que se mantiene muy vigente: inversor empresarial (operador); es aquel que ve en el sistema de franquicias su crecimiento como empresario, y que opera ya en el mercado en ocasiones con otras redes, o en otros negocios.
Esta tipología de Franquiciado cada vez es más importante para el Franquiciador, y más buscado por las redes franquiciadoras, por su capacidad de penetración en el mercado y fiabilidad en la gestión de negocio.
Por supuesto no voy a olvidar al inversor de capital, que en épocas como las actuales suele ser importante en el sistema de franquicias, pero sin constituir un protagonismo dentro del sistema, su cuota de penetración en el mismo no es muy alta aunque está aflorando de manera más usual que en otras épocas.
En resumen, de todo ello, consideramos que el perfil del franquiciado futuro “actual” es el siguiente:
- Persona con cultura de digitalización
- Capacidad de trabajo
- Capacidad de gestión empresarial
- Aptitud y capacidad de aprender
- Definición de su participación en la Franquicia: socio; inversor; gestor; autoempleado; etc.
- Disponibilidad de recursos económicos y capacidad de endeudamiento
- Confianza y fidelidad a un negocio experimentado por otros empresarios “marca”
- Asimilación de responsabilidades y funciones
- Tener capacidad de liderazgo
- Actitud Positiva
- Organizado y organizador
- Tener capacidad de decisión
- Conocedor del Sistema de Franquicias
- Relaciones sociales y con redes sociales
A modo de conclusión, podemos decir que:
La oferta de negocios al amparo del sistema de franquicias no va a disminuir, sino que todo lo contrario en los próximos años aumentará de manera exponencial.
Un dato muy revelador es que ‘En los años 90 existían 9.000 redes franquiciadoras en el mundo; en la actualidad se calculan que operan en este sistema cerca de 90.000 redes franquiciadoras; y se prevé que para la década de los años 20 finalice con una cifra aproximada a 250.000 redes operadoras.
Con ello queremos decir que el emprendimiento está en plena expansión y por ello: se necesita interés por la cultura emprendedora en España, dado que todavía se encuentra en niveles bajos, en relación a la UE. Asimismo, también es necesaria para afrontar retos venideros.
Por este motivo, a través de organismos públicos o privados, la sociedad debe fomentar dicha cultura desde la más temprana edad, para que, las personas sean capaces de generar vínculos al mercado empresarial y laboral con aptitud de superación.
Estos vínculos serán de carácter independiente y valorarán el esfuerzo, y la motivación de emprender como una característica que aporte valor añadido a la sociedad.
Un valor que esté guiado por la búsqueda de crear riqueza en la sociedad y generar empleo. No obstante, se habrá de tener en cuenta la premisa que existe en determinadas sociedades con cuotas de emprendimiento alto: “el fracaso es el aprendizaje del éxito”.
En este marco, la Franquicia se posiciona como una herramienta generadora de desarrollo de conceptos, en consonancia con los códigos deontológicos que la Asociación Española de Franquiciadores y organismos competentes, que los proponen.
La base de ello estará siempre en los conceptos de: franquicia que opere con una óptima experiencia en el negocio, y transmitiendo transparencia, lo que dará lugar a un ecosistema de confianza. Porque cabe recordar que una franquicia nos es más que una herramienta de desarrollo y expansión empresarial, que facilita a un emprendedor varios elementos clave: Conocimiento y Experiencia, con facilidad para realizar un Posicionamiento en el mercado, Posibilitándole no ejecutar actos fallidos en la implantación, desarrollo y gestión de un negocio.
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